RESUMEN: AMOR Y VÍNCULOS DE PAREJA (CRISTINA PORTOCARRERO
REY)
ANTECEDENTES DEL AMOR
Desde hace décadas, el amor ha
cambiado y ha sido reemplazado por un amor promocionado, el cual se presenta
como un ansiado producto asociado al Sexo, Belleza y Dinero.
El amor por sus raíces y sustrato
biológicos, ha dejado indicios de su existencia desde tiempo remotos. Fisher
(2004) no ofrece algunos vestigios de este ancestral encuentro. Poemas grabados
en tablillas cuneiformes atestiguan la pasión de Inarina, reina de Sumeria por
un joven pastor llamado Dumuzi, al que ella se refería como “Mi Amado, la
delicia de mis ojos”.
En diversas culturas y épocas se
han registrado conmovedoras historias de amor, muchas de las cuales han sido condenadas
por diversidad de las costumbres. Estas historias terminaron con la muestre de
uno o ambos amantes. Se conocen narraciones y objetos artísticos que atestiguan
la pasión de Isis y Osiris en Egipto, hace 3000 años.
De la misma manera han sido
divulgadas las románticas y trágicas historias de helena y Paris; Orfeo y
Euridice; Romeo y Julieta; Abelardo y Eloisa; yo Tristan e Isolda.
Podemos decir, por experiencia
propia y por lo que manifiestan a nuestro alrededor, que el amor es el
sentimiento de vivencia de algo real y un sueño de felicidad que se anhela,
recuerda, disfruta, y en muchos casos, se sufre, ya que en muchos casos se gana
o se pierde.
Para el Psicólogo Sternberg (1989),
el amor no existe en una realidad particular que sea experimentada por todas
las personas de igual forma, teniendo un marco conceptual en cada sociedad y
tiempo.
Cada cultura plasma sus propias
maneras de comprender y vivir esta relación: la forma que yo amo y me pueden
amas. Esto influye en las actitudes y prácticas sexuales que son objeto de
reinterpretación según las ideologías y el avance de las fuerzas productivas de
la época.
Siguiendo con lo histórico, la
soci9edad más representativa de Occidente era Grecia. Entre los griegos se
mantuvo una forma de asumir el género.
Para el varón adulto, el efebo adolescente era el objeto de amor, aunque
esta posibilidad y experiencia no lo definía sexualmente. Para esa sociedad,
esta conducta sexual consistía en algo “normal” de los hombres, que disfrutaban
paralelamente sus relaciones con mujeres d la misma manera.
El matrimonio cumplía roles
sociales ordenado de la reproducción y daba lugar decoroso a la mujer y los
hijos. Sin embargo, dentro de esta institución no era frecuente el amor
pasional ni el romántico hacia la mujer.
En los siglos XVIII y XIX se siguió
aceptando el sufrimiento social del amor. Hermosas doncellas eran confinadas en
inaccesible torres de piedra o se autoaniquilaban con una especie de depresión
y anorexia femenina de la época, por causa del amor fracasado, impedido o
censurado.
Trágico pero verdadero, y duro también.
ALGUNAS CARACTERÍSTICAS DEL AMOR
Ahora bien, volviendo al ahora,
podemos hablar de algunas características del amor como tal.
Para Marina (2005) el amor podría
ser la atención focalizada o una
experiencia intensa. La vivencia de una súbita tristeza si el objeto de amor se
nos aleja. Aunque no toda tristeza es amor, tristeza o no, el amor es deseo
latente de posesión del otro. Aristóteles decía: “Amar es querer el bien para el otro”, el amor
busca plenitud en la reciprocidad, sentido de la vida y completitud.
Es pertinente destacar que la
sexualidad es tema obligado en las relaciones de amor y de pareja, nadie lo
duda hoy, ya que estas interacciones humanas en sociedad sufren influencias y
manipulaciones interesadas.
Para los franceses, el amor y el
sexo guardan su lugar tradicional. Se les acepta como sentimientos o estados
devastadores y por lo tanto “irracionales”.
Entre los americanos, el amor no
es el único productor de las relaciones de pareja para el matrimonio. En china
lo romántico resultaría una pretensión ilícita, por la poca calidez que tienen
los valores individuales.
NATURALEZA Y CULTURA EN LA PRAXIS DEL AMOR
Cada ser humano tiene un juego
multimillonario de genes repartidos en los 23 pares de cromosomas provenientes
de la madre y del padre.
El último par determina el sexo
cuando ocurre el encuentro de las células germinales al momento de la
concepción. Una mujer siempre será XX en su par 23, y XY en el caso de ser varón.
En un experimento realizado por Claus Wedekind, de la Universidad de
Lausana en Suiza, referido a las camisetas sudadas, 49 mujeres debían escoger
por el olor una camiseta proveniente de hombres de diferentes genotipos y
sistemas inmunológicos; se observó que cada una selecciono el hombre genotípica
e inmunológicamente distinto de ella. En consecuencia el investigador concluyo
que elegimos aquello que nos falta (Slater 2006).
Lo que confirmaría que hay un
propósito biológico ancestral en el enamorarse de un alguien que complemente o
ayude a mejorar la descendencia.
Muchos de los notables avances de
la humanidad han sido motivados por la sexualidad. Los beneficios y seguridades
que buscamos han sido siempre movilizadores sociales básicos relacionados con
la pareja humana y su descendencia. Desde la concepción empieza nuestra
maduración neurofisiológica y continúa integralmente en nuestras etapas
psicosexuales después del nacimiento. En el curso de la primera infancia y pubertad,
hasta el final de la vida.
Nos situamos siempre como varón o
mujer en las diferentes interrelaciones. Como se ve, vamos construyendo o
reafirmando nuestro genero e identidad sexual desde antes de nacer, en la
socialización familiar y frente a nuestros padres. Según Freud, el cuerpo y el
yo progresivamente toman significados, para conformar aquellas etapas
psicosexuales antes emocionadas y futura personalidad.
DEL ENAMORAMIENTO AL AMOR ROMANTICO
Son comunes los enamoramientos en
la temprana edad de la juventud. El enamoramiento es parte de la conducta del
emparejamiento entre seres humanos.
Sin duda que enamorarse puede ser
la más excitante experiencia, una que nos copa totalmente. Un estado mental y
hormonal que presenta sintomatología característica como ansiedad, sudoración,
falta de apetito, necesidad constante del objeto de amor, embeleso, excitación,
optimismo, deseo sexual, pasión, alegría, etc.
Cuesta comprender como puede la
mente (y el cuerpo) encaran bien el difícil problema de escoger pareja;
presionados además por múltiples exigencias culturales.
Como experiencia intima, estar
enamorado resulta tan excitante, al punto que muchos buscan encontrar día a día
el amor de su vida. Sabemos que enamorarse implica sexo. Aunque para algunos
podría ser componente separable del amor romántico.
Los recientes experimentos han
dejado ver que en el enamoramiento diferentes áreas cerebrales se activan. De
estas pruebas se pudo concluir que los circuitos neuronales del enamoramiento
que llevan al amor romántico, se
garantice la conservación de la especie, más allá de nuestros propios
propósitos como individuos en el aquí y ahora.
En el amor romántico, según los
escaneados cerebrales se activa la región subcortical y la del ganglio basal,
productoras de dopamina y norepinefrina.
La psiquiatra italiana Donatella
Morazziti, según Slater (2006), llevo a cabo un estudio con 24 hombres y
mujeres que venían pasando 6 meses en relaciones de enamoramiento, para
aplicarles una prueba de sangre y
observar el nivel de serotonina. Se encontró dicha sustancia al 40% por debajo
de lo normal. La investigadora registró de inmediato que este desequilibrio
ocurre de igual manera en los trastornos obsesivo-compulsivo. Un síndrome que
puede formar parte o se asocia a otros desordenes y psicopatologías frecuentes
como la depresión. Siendo entonces que se aplican psicofármacos como el Zolof,
Prosac, Paxil, etc., con el objeto de modificar los desequilibrios de dicho neurotransmisor.
Serenada la pasión del enamoramiento, se modifica la euforia y la ansiedad.
SEXO Y AMOR
Sabemos que existe el sexo sin
amor. Que solo algunos enamorados se dirigen hacia el amor romántico y estos se
caracterizan por estar insuflados de pasión sexual. Para algunos el sexo o la
inquietud sexual provienen de estímulos mentales que se presentan en diferentes
y múltiples ocasiones, en especial cuando el enamorado permite evocar recuerdos
o momentos eróticos-sexuales determinados y experimentados con la amada. Ocurre
también frente a imágenes de una película o al oír una canción (hay muchas
formas de estimular el romanticismo y el sexo). Es real y aceptamos que puede
darse el sexo como interés único hacia alguien, como algo concreto diferente
del amor, “Sexo Puro”, así es reconocido incluso en otras culturas.
Se concluye entonces, según la
misma autora, que con amor o sin este, el sexo es la pasión universal más
rendidora.
Muchos conocemos y damos por
hecho que hay alimentos, ungüentos o talismanes afrodisíacos. Durante el
reinado de Isabel I de Inglaterra se repartían ciruelas como afrodisíacos en
los burdeles.
Los árabes hace probar un poco de
joroba de camello a sus mujeres para tenerlas estimuladas para lo erótico y
sexual (Fisher 2004). Sin ir muy lejos, entre los peruanos se recomienda comer
mariscos para una noche de sexo pasional.
Desde lo biológico sabemos que
los cambios hormonales influyen en el deseo sexual femenino al acercarse el día
de la ovulación. Los efectos de la edad en las personas mayores, por la
disminución de hormonas o por actitud social represora, hace que le deje de
interesar el sexo.
Actualmente, en la menopausia,
las mujeres tienen la posibilidad de recurrir a la inoculación de estrógenos
sintéticos y adicionar incluso testosterona para mejorar su motivación
libidinal. Ambos sexos con alguna dosis de esta hormona masculina pueden
incrementar su interés por lo sexual.
Aunque en lo psicológico cosas diferentes estimulan el erotismo de los hombres
y mujeres; al parecer algunas palabras o situaciones eróticas en imágenes que
involucran afecto y compromiso levantan las fantasías sexuales del llamado
“Sexo Débil”.
Los varones, en cambio son más
visuales y consumidores de imágenes, se focalizan en partes del cuerpo así como
en actos de copulación. Estas remembranzas hacen subir la testosterona con su correspondiente
ventajoso resultado para el coito.
Para el sexólogo peruano Marco
Aurelio Denegri. El sexo se puede dar independiente del amor y en muchos casos
cree que con este se empeora e interfiere su competencia. Estar enamorado
también puede ser rentable para algunos, pues el amor energiza el impulso
sexual debido a los circuitos cerebrales que segregan dopamina y norepirefrina.
En el amor romántico no olvidemos
que se anexa la dopamina y la norepirefrina, ambas ayudan a desencadenar el
deseo sexual. Todo lo cual es beneficioso para la especie y la humanización de
la sexualidad. No cabe duda que tenemos conexiones de circuitos cerebrales que
pueden reforzarse mutuamente y generar el circuito virtuoso de la pasión. De
modo que lo amoroso romántico bien puede generar y energizar el deseo sexual.
En conclusión, es posible que el
sexo no lleve a muchas parejas al amor romántico pasional.
DEL COMO PUEDO AMAR O COMO PUEDEN AMARME
Nuestro desarrollo integral desde
bebes hasta la pubertad forman una buena parte del trastorno instrumental
psicodinámico para escoger pareja, mantenerse en esta o encarar la ruptura.
Para la autora, el amor romántico
es indesligable del impulso del emparejamiento y del deseo de satisfacción
sexual como proceso. Le sigue el Apego o experiencia reciproca de seguridad y
unión en la pareja instalada, no se excluye los aspectos psicosociales que
intervienen en la elección de la pareja y su posible mantenimiento.
Sternberg (1998) ubica este
criterio en lo que denomina Filtrado secuencial o expectativas sociales. Se
refiere a lo que algunos buscamos encontrar en nuestros elegidos.
Ya embarcados en la relación, nos
quejamos pasado cierto tiempo que se acabó el interés sexual o somos más amados
y hasta maltratados.
El amor, para Freud, es sexualidad
sublimada que incluye un rango de conflictos inconscientes.
A nivel consciente, todos tenemos
estereotipos de belleza y la tendencia a gustar de personas física y
psicológicamente parecidas a uno. Se atribuye bondad y competencia intelectual
a las personas atractivas. Sternberg (1998) anota que no se busca la más
atractiva, sino en todo caso, un nivel de atracción personal compatible con el
de uno. Cada género como tal busca o prioriza diferentes cosas del otro cuando
elige pareja.
En nuestra cultura de tecnologías
globalizantes y visuales, la belleza es cada vez más sobrevalorada y
promocionada a través de los medios de comunicación, tanto ha sido exaltado su
valor que ejerce gran poder a todas luces. Ser bella ahora es un paradigma,
aunque con estereotipos impuestos por la sociedad o gusto dominante que
influyen y angustian especialmente a las mujeres, las que pueden llegar a
estados neuróticos y presentar trastornos alimentarios hasta poner sus vidas en
riesgo por alcanzar la figura ideal de moda.
Los varones escogen a la mujer
linda porque con una bella mujer se incrementa el poder de los machos evolutivamente.
Socialmente en el aquí y ahora, la belleza de la mujer escogida por el varón se
traduce como elevación de sus imagen.
Uno cree que la gente común
alcanza fácil el amor. Los canallas, mitómanos, donjuanes, comerciantes,
machistas, abusadores e inmorales, es claro que encuentran su alma gemela. Pero
hay muchas probabilidades que estas sean igualmente despreciables como ellos.
Cada cual ama y escoge a otro
como puede, según quién es. Dando buen uso a los instrumentos neuropsicosociales
adecuados de la personalidad, propios del emparejamiento.
Cuando de enamorados una o uno
cree que debe terminar una relación por descalificación del otro, no hay que
retroceder. Vale la pena oír estas voces que se escuchan en nuestro interior,
que no son manipulables como nuestras conciencias o racionalizaciones.
FACILITADORES DEL EMPAREJAMIENTO
Además de lo paradigmático que es
la belleza y la juventud para el enamoramiento, no dudamos que construir
relaciones amorosas requiere de los amantes, coincidentes condiciones
culturales, éticas y emocionales. Por ellos mencionaremos algunas situaciones
definitorias en las relaciones de pareja apoyándonos en las propuestas de
Sternberg (1988):
Proximidad: mirara al otro
“para”. Esta cercanía puede conducir a la intimidad pero también a una
impredecible antipatía. Se aprueba o descalifica al otro en este inicial tramo.
Excitación: Seducir al otro
significa movilizar caso todos los recursos y habilidades personales.
Reciprocidad: Somos por los
otros. Con cada persona o interrelación sabemos nuevas cosas de nosotros
mismos.
Similitud: Si una pareja tiene
los mismos niveles educativos y aspiraciones intelectuales o sociales habrá
buenas bases para apreciarse mutuamente.
Obstáculos: Para el enamoramiento
la oposición resulta estimulante. La oposición paterna incrementaba el deseo de
lograr los proyectos de amor de los jóvenes enamorados (Romeo y Julieta).
Influye grandemente y enardece el amor, como destaca Sternberg (1998), aquello
difícil de conseguir, se busca lo inalcanzable.
Otro factor significativo es el
sexo, que ocupa un lugar especial en el sustrato bioneuronal que sostiene al
inicio y siempre una relación de amor. El apetito sexual y el amor romántico
van por circuitos cerebrales distintos, pero se asocian en determinados momentos.
Se dan, sin embargo relaciones sexuales con quienes no estamos enamorados. Pero
lo sorprendente es en todo caso que se puede estar enamorada o enamorado de
quien ni siquiera ha llegado a besar.
DESEMPAREJAMIENTO O RUPTURA
Cuando el amor es desafortunado,
vale la hipótesis frustración-agresión que ofrece Fisher (2004). Reacciones repetidamente
estudiadas y observadas en laboratorios dejan ver que la furia es el
sentimiento defensivo típico frente al desaire de una pareja objeto de pasión y
amor.
En el desenlace amoroso, cuando
se evidencia la ira ésta sirve para desprenderse de las uniones sin futuro. Implica
violentos sentimientos de descontento con uno mismo, reproche por haber desperdiciado
tiempo y energía en algo o alguien disfuncional.
La pérdida del ser amado se
procesa y se sobrevive a ella aunque marca con tristeza y depresión al animal
humano sensible normal. Muchas veces significara riesgo para su salud mental y
autoconservación; de ahí además de suicidios, pueden desencadenarse peleas
pasionales fatales.
Bien sabemos que subirse al coche
del romance puede ser un acierto o grave error. La intensidad de los sentimientos
en el enamoramiento y en el auge del amor romántico, proveerán al amante de
fuerza y coraje, pero también estados de miedo o enmudecimiento. Como cuando un
enamorado esta en presencia del amado o amada (Sternberg, 1998). Sin contar con
otros estados obsesivos compulsivos, solo se tiene cabeza para nuestro romance,
sea pasional o cuando éste termine a pesar nuestro.
De estos temas socialmente se
encarga la literatura rosa. Se alcanzan versiones románticas de parejas que se
aman y que sueñan fuera de toda realidad económico-social. Dándonos la impresión
que el amor es fantástico, atemporal, misterioso e incomprensible; que lo
arregla todo sorprendentemente.
Es evidente que de los
des-emparejamientos o des-enamoramientos nos ocupamos poco y nada. A no ser por
los personajes literarios que nos llegan a través de la producción industrial
de canciones de amor y novelas por la televisión. Antes eran las historietas de
amor lacrimógeno.
Se promociona el amor y el
enamoramiento, peor no así sus demás vínculos y desarrollos; no así los
factores de su organización o mantenimiento con la calidad de vida; no se nos
prepara contra los desastres que ocasionan las rupturas. Todas las historias
quieren parecer que terminan con aquello de: “se casaron y fueron felices”;
romper una relación es consecuencia, suena como un fracaso de vida.
Difícil resulta decidir sobre la
pareja conveniente, el llevar a proyecto conyugal una intensa emoción de atracción
mutua de sexo y amor sin tener en cuenta algunas de las múltiples variables que
están en juego: Las neurofisiológicas, filogenéticas y psicosociales. Se trata
del encuentro de dos personalidades, de dos situaciones económicas y
culturales; aquello es de lo que jamás hablamos. Caemos así en espejismos y al
error repetidas veces como lo viene afirmando el sexólogo peruano Denegri.
Lo dramático que sucede en los
inicios del enamoramiento o en la relación de larga data, es que cuando ocurren
los des-emparejamientos, tiran al suelo al más enganchado de los amantes. Hay un
buen porcentaje de encuentros dañinos con toda seguridad, sobre todo cuando inconscientemente
se utiliza a la pareja para llenar un vacío interior. Es común encontrar
mujeres devastadas d dolor, cuando sus parejas después de haber sido salvadas
de su indigencia afectiva y moral la abandonan.
Muchos defectos individuales y de
la sociedad pueden recaer sobre el amor. Sin embargo, por excepción, hay
posibilidades para un encuentro real según los valores y personalidad de sus
conformantes. Para aquellos que ofrecen un buen nivel superestructural y
calidad humana, habrá tal vez un día o muchos de amor enriquecedor. Las relaciones
crecen y se modifican, de ahí lo determinante que resultan los aspectos
culturales y axiológicos en el tú y yo que se confrontan y deben evaluarse con
alguna racionalidad posible.
Por la naturaleza y funciones de
las relaciones de pareja, se requiere prever aspectos de salud física, tanto
como aquellas de consecuencias económicas y jurídicas según el sexo y los roles
establecidos. Amar no es solo volar por las nubes, es a la vez asunto terrenal,
económico o legal concretos, en la unión o ruptura. Es preferible relaciones
autenticas cortas, que largas solo de apariencia. Hacer pareja es producto de
un propósito, de inteligencia, valores y personalidad coincidentes en la vida.
Es claro que el des-emparejamiento
o ruptura puede ocurrir, pero será un evento manejable sino proviene de la traición,
ni del descubrimiento de la doble vida del otro, que sin duda es desmoralización
total; se puede perder el amor, pero no la fe por la humanidad.
El final de una relación amorosa
tiene un inicio e historia. Se presenta primero como idea en uno y después en
los miembros de la pareja. Generalmente las malas relaciones en una pareja implican
para la mujer, deprivación sexual y afectiva. Aislamiento social real. Sentimientos
de fracaso y culpa. Es frecuente que uno de los emparejados sea más conflictivo
que el otro y ocasione y sea quien desencadene más sufrimientos y malestar en
toda la familia.
Habrá sin duda trastornos psicofisiológicos
frente al impacto de la separación o perdida, como lo hemos revisado antes. Según
la configuración ideológica de cada uno, se pronosticaría el futuro de los
amantes; del amor instalado o de la ruptura. Si el matrimonio fue malo, el divorcio
será peor.
Los hechos nos dicen que
experimentar atracción sexual pasional en el enamoramiento o amor romántico, no
es garantía para el mantenimiento de la relación amorosa o vincular. Según los
protagonistas, la unión es predecible, sobre todo después de unos años de
convivencia y en nuestras actuales sociedades que van cambiando los roles
tradicionales de género.
AMOR Y VÍNCULOS COMO TAREAS REALES
Decir “el amor” solamente, no describe
las necesidades y la naturaleza de los lazos o vínculos que requieren control consiente
para conformar parejas viables por muchos años.
El autor plantea un triángulo de
lados iguales, en cuyo vértice superior ubica la intimidad; equivalente a comunicación,
mutua entrega, deseo de estar juntos, darse apoyo, trasparencia, confianza y admiración.
Seguido coloca en ambos lados del triángulo a la pasión como atracción física y
sexual y al frente, el compromiso. Este como la decisión responsable para
cumplir los roles sexuales, morales, económicos u otros que toda convivencia íntima
merece, sean novios o esposos.
Una relación con este equilibrio
de lo que damos y recibimos, puede ayudar a superardiversas crisis y desgastes
naturales. Crear algunos vínculos conyugales sanos. Cumpliéndose ojala la fantasía
de amor, apegofílica, intelectual y romántica: “Hasta que la muerte los separe”.
Nota: CRISTO ES EL ÚNICO QUE NOS
PUEDE DAR UN AMOR VERDADERO 1CORINTIOS 13:4-13
¡DIOS LOS BENDIGA!
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